miércoles, 29 de junio de 2011

Es curioso, la primera vez el mundo se te viene abajo.
La segunda, duele, pero ya te lo esperabas.
La tercera ya no importa en absoluto, es como si lo hubieras asumido, solo contribuye a que tengas un mal día, tan solo uno y al día siguiente crees que lo has conseguido, es más, tienes incluso la certeza de que nadie tendrá suficiente influencia sobre ti como para realmente hacerte daño.

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